Qué grande era el baloncesto europeo de finales de los 80. Esa época en la que muchos empezamos a descubrir este maravilloso deporte, cuando la URSS y Yugoslavia no sólo existían, sino que además practicaban un baloncesto casi invencible… o casi, porque de vez en cuando salía algún país para darles guerra. Uno de estos países era Grecia con una apasionada afición y de gran tradición.

Alguna vez tenía que ser y creo que ya ha llegado la hora de poner en liza a la escuela griega. Por ello, quiero hablar de su máximo exponente y que no es otro que el Dios Griego del baloncesto, Nikos Gallis, que después de Alejandro Magno, es uno de los mayores ídolos populares de la historia griega.

Gallis jugaba de base-escolta y se esperaba de él que fuera un buen director de juego. Pero no sólo era eso. Además, era un excelente anotador capaz de crearse sus propios tiros, un maestro en el arte del dribbling y de las fintas, con lo que ponía en serios aprietos a sus defensores. Pero ante todo sus señas de identidad fueron la efectividad y su capacidad para encontrar el mejor pase.

Nikos Gallis, el gran héroe griego, en realidad no es griego y no se llama Nikos Gallis sino Nick Giorgallis. Hijo de emigrantes de la Isla de Rodas, nace un 23 de julio de 1957 en Nueva Jersey, Estados Unidos.

Antes de conocer el baloncesto, empieza a formarse físicamente en los gimnasios de su ciudad de origen practicando el boxeo.

Una vez que llega a la Universidad de Seton Hall, los Pirates, le convencen para que se pase al baloncesto y le convierten en un jugador defensivo. Primero como base y después como escolta convirtiéndose en la estrella del equipo y promediando 27,5 puntos por partido.

Debido a la desconfianza de los directivos de la NBA en los jugadores blancos, bajitos (1,83) y procedentes de universidades de segundo nivel, Gallis es relegado al puesto 68 de la cuarta ronda del draft. Sólo los Celtics apuestan por él. Ese año el número del draft fue un tal Magic Johnson.En Boston no encuentra un sitio en la plantilla, el entrenador no acaba confiando en él y no acepta su papel de segundón. Esto, sumado a una grave lesión en el verano, hace que le despidan sin jugar un solo minuto en la NBA.

En 1979 y con 22 años decide poner rumbo a la tierra de sus ancestros y llegó para quedarse. Allí a Nick le helenizan su nombre y lo cambian por Nikos. El equipo que le acoge es el Aris de Salónica donde permaneció durante 13 años (1979/1992). Esta será su época dorada, ya que conseguirá 8 ligas y 6 copas de Grecia.

Al término de la temporada, ficha por el Panathinaikos por 2 temporadas (1992/1994), donde acabaría retirándose. Con esto, no acaban sus logros deportivos puesto que añadió una Copa más a su amplio palmarés.

Si hay un título que se le resistió, ese fue la Euroliga puesto que llegó a cuatro finales saliendo derrotado en las cuatro. Tres de ellas con el Aris (1988/1990) y la otra en el año 1994 con el Panathinaikos.

En lo que respecta a la selección helena, Gallis supuso un gran impacto compartiendo vestuario con otros míticos jugadores como Yannakis, Christodoulos o Fassoulas, con los que consiguió vencer en la semifinal a Yugoslavia 81-77 anotando 30 puntos ante los jóvenes Petrovic, Kukoc, Djordjevic, Radja y Paspalj, y en la final a la todopoderosa URSS por       103-101 consiguiendo la proeza de anotar 40 puntos ante Tkachenko, Volkov, Marciulionis y compañía, haciendo que el público enloqueciese.

De repente, Gallis pasa de ser una estrella local a una estrella mundial. Uno de los mejores jugadores del mundo, a la altura de Petrovic o de Óscar Schmidt, e incluso por encima de Epi o Antonello Riva.

En 1989 casi repiten la proeza, ya que eliminan de nuevo a la URSS, esta vez ya con Sabonis, anotando Gallis 45 puntos en la semifinal. En la final caen ante Yugoslavia haciendo un papel muy digno y consiguiendo la plata.

Aquí os dejo un video con el famoso partido de la final del Eurobasket del 87 frente a la URSS en el que se analiza la gran actuación de nuestro protagonista.

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TRAYECTORIA:

• Aris de Salónica (1979/1992)
• Panathinaikos (1992/1994)

PALMARÉS CLUBES:

• Liga de Grecia 1983, 1985, 1986, 1987, 1988, 1989, 1990 y 1991.
• Copa de Grecia 1985, 1987, 1988, 1989, 1990, 1992 y 1994.

PALMARÉS SELECCIÓN NACIONAL:

• 1987. Oro en el Eurobasket de Atenas, Grecia.
• 1989. Plata en el Eurobasket de Zagreb, Yugoslavia.

OTROS PREMIOS:

• Máximo anotador de la liga griega en 11 ocasiones consecutivas (1981/1991).
• MVP de la liga griega en 5 ocasiones (1988/1992).
• MVP del Eurobasket de Atenas de 1987.
• Máximo anotador del Mundial de 1986 celebrado en Madrid.
• Máximo anotador de la historia de la Liga griega.
• Máximo anotador del Eurobasket de los años 1983, 1987, 1989 y 1991.
• Quinteto ideal de la Euroliga en los años 1987, 1989 y 1991.
• 4 veces máximo asistente de la Liga griega.
• Máximo asistente de la Euroliga en 1994.
• Dos veces máximo anotador de la Euroliga.
• Miembro del salón de la fama del baloncesto griego.
• Miembro del FIBA Hall of Fame desde 2007.

CURIOSIDADES:

• En la actualidad gestiona un prestigioso campamento de baloncesto para jóvenes en Grecia.
• Promedió 32,8 puntos por partido. Con la selección, 30,5 puntos.
• Su récord personal en la liga griega fue en 1981, en el que metió 63 puntos con el Aris ante el Lonikos. Lo curioso es que no fue el máximo anotador del partido pues, lo fue Giannakis con 73 puntos, que más tarde acabaría jugando en el Aris junto a Gallis.
• El Aris de Giannakis y Gallis consiguieron 81 victorias consecutivas.
• Fue uno de los últimos relevistas de los Juegos Olímpicos de Atenas 2004.
  

Hoy os voy a contar la curiosa historia de Manute Bol, un auténtico gigante que llegó a la NBA por una pura casualidad y que era una auténtica atracción. Un hombre sensible y comprometido con la gente de su país, en especial con los niños. Debido a esta sensibilidad, a su gran corazón y a las iniciativas humanitarias, acabó arruinado.

Manute (1962-2010) fue el primer africano en jugar en la NBA. Este gigante de 2,31 m nació en Sudán, hoy Sudán del Sur, y posee una curiosa marca, pues consiguió poner más tapones que puntos.

Su aventura comienza cuando su primo se marcha a estudiar a los Estados Unidos y comenta que tiene un primo que mide 2,31 m. Esto pone en alerta a los ojeadores y se desplazan a Sudán para ficharle. Manute, pertenecía a la tribu de los Dinka, los cuales, son genéticamente altos de estatura. Es curioso, pero pese a la altura de Manute no era el más alto de su familia, pues su abuelo llegó a medir 2,39 m.

Con 18 años y todavía en Sudán, comenzó a jugar al baloncesto. La primera vez que machacó se partió los dientes contra el aro y fue sin ellos hasta los 25 que llegó a Estados Unidos.

Una vez en los Estados Unidos, juega un año en la Universidad de Bridgeport, pero debido a que era y al año siguiente se apunta al draft de la NBA. Manute, es elegido por los Washington Bullets y debuta en la NBA convirtiéndose en el jugador más alto de la historia. Esto le convirtió en una atracción e hizo que se llenasen los pabellones por donde pasaba.

En su primer año ya hizo historia, pues puso la increíble cifra de 387 tapones en una temporada. Por si el equipo necesitaba más reclamos, fichan al jugador más bajo de la NBA, Tyron Bogues, el cual medía 1,59 m. Para que veáis la diferencia de altura, os dejo esta foto.

Tras tres temporadas en los Bullets, fichó por Golden State Warriors. Allí le piden que tire de tres, puesto que al ser un jugador tan alto no iban a salir a defenderle. En eso también se equivocaron sus defensores, pues no tenía malos porcentajes y eso le supuso ser más polifacético en su juego.

Después se marchó a jugar a los Philadelphia 76ers, a los Miami Heat y de nuevo en los Bullets, en los Sixers y en los Warriors.

En 1995, intenta fichar por Milwaukee Bucks, pero al final no fructifica debido a su creciente artritis que no le deja mantener la exigencia física debida.

En 1996, tras dejar la NBA, se marcha a Uganda y ficha por Sadolin Power conquistanto el título de liga. Al año siguiente se va a Egipto a jugar donde pone fin a su carrera ya que el dolor que le producía la artritis ya era insoportable.

Desgraciadamente, todo el dinero que ganó jugando al baloncesto lo gastó en ayudar a los niños desplazados por la guerra de su país, a los rebeldes que luchaban contra un gobierno que les quería someter al islam, a sus familiares y en su falta de visión económica.

Antes de fallecer, la artritis afectaba seriamente sus muñecas y sus rodillas, pero no seguía un tratamiento médico adecuado por falta de recursos económicos.

En julio de 2004 tuvo un grave accidente de tráfico del que resultó herido con varias fracturas y le dejó en un estado al borde de la muerte.

Por esto, sus antiguos compañeros le ayudaron organizando un partido benéfico para recaudar dinero. Más tarde y durante los siguientes años tuvo que recurrir a un combate de boxeo televisado, fichó por el equipo de hockey hielo de los Indianápolis Ice por un día como una clara campaña de marketing e incluso, llegó a ser jockey de hípica para poder conseguir algo de dinero.

El 19 de junio de 2010 muere a causa de una grave enfermedad renal mientras se encontraba ingresado en un hospital de Virginia aquejado del síndrome de Stevens-Johnson.

Aquí os dejo un documental muy interesante sobre su vida hecho por Canal +, en el programa Informe Robinson.

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MERITOS DEPORTIVOS Y CURIOSIDADES:

• En su primera temporada alcanzó una media de 4,9 tapones por partido.

• Tiene el récord de tapones en un solo cuarto con 8, y lo hizo dos veces.

• Récord de tapones en una mitad con 11.

• La segunda mejor marca en un partido con 15.

• Noveno máximo taponador de la historia de la NBA y el segundo en promedio con 3,34 por partido.

• Mejor promedio de tapones por minuto con 0,176.

• En 2001 le ofrecieron ser Ministro de deportes de Sudán, pero lo rechazó porque como contrapartida le pedían que se convirtiera al islam y él era un cristiano devoto.

• Su vida inspiró la película “Una tribu en la cancha”.

• Creó la Ring True Fundation en favor de la extinción del hambre, las enfermedades, las injusticias sociales y la guerra que azotaba su país.

• Como jefe de la tribu de los Dinka, organizó bodas, medió en conflictos entre los miembros de sutribu y daba consejo a los más jóvenes.

• Pese a destacar por su altura, también lo hizo por su buen sentido del humor.

El protagonista de esta semana no es otro que Dino Meneghin, el ogro, el malo, el duro, llámalo como quieras, pero un amante de este deporte que jugó desde los 16 hasta los 44 años y que llegó a coincidir en una cancha de baloncesto con su hijo, algo que también nos pasa a nosotros en la Liga Local y por ello os doy las gracias. También, cabe decir, que todo lo que tenía de duro en la cancha, lo tenía de bueno fuera de ella.

Ese carácter de duro es algo que sólo poseen aquellos que son unos auténticos ganadores y que si hace falta te muerden el hígado con tal de vencer en la lucha. Tanto es así que he encontrado un comentario suyo respecto a su filosofía de vida: “Lo que hago me gusta hacerlo bien, por eso soy duro en la pista. Quiero dar lo máximo de mí mismo. Soy serio en mi trabajo, por eso no doy respiro al contrario. Hay que atacar con todo lo posible y defender al límite. Pero fuera de la cancha, lo más importante son mis amigos. Me gusta divertirme. Hay que saber separar el trabajo de la vida privada”.

Dino Meneghin (18/01/1950) es un nombre que durante dos décadas fue sinónimo de calidad y de dureza a partes iguales. No dudaba en meter los codos en cada jugada y en sacar de la zona al pívot rival a empujones, que se lo digan a Clifford Luyk, a Rafael Rullán o a Fernando Martín, entre otros, o en parar los contrataques simulando lesiones o incluso desatándose los cordones de las botas para que el árbitro parase el partido. No obstante, Meneghin también fue un pívot muy rápido y muy dotado técnicamente con un gran tiro a media distancia.

Siendo aún un niño, entra a formar parte de las categorías inferiores del Ignis Varese con el que fue ascendiendo hasta debutar con 16 años en el primer equipo, consiguiendo el subcampeonato de liga y la Recopa de Europa en 1966.

Año a año, Meneghin se fue haciendo un hueco en el equipo y sus estadísticas fueron mejorando. En 1969 se proclamaba campeón de Liga y Copa, títulos que reeditaría un año después y al que además se sumaría la Copa Intercontinental y la Copa de Europa. Aquel pívot de 2,06, duro y marrullero, pero a la vez rápido y con calidad, destacaba tanto con 20 años que fue seleccionado por los Atlanta Hawks. Afortunadamente, Meneghin no se dejó impresionar por los cantos de sirena que venían del otro lado del “charco” y renunció a convertirse en un actor secundario en EEUU para pasar a ser el gran protagonista durante años del baloncesto europeo.

Así, entre 1970 y 1979, el Ignis Varese estuvo presente en todas la finales de la Copa de Europa, ganando 5 y perdiendo las otras 5. Campeón en 1970, 1972, 1973, 1975 y 1976 y subcampeón en 1971, 1974, 1977, 1978 y 1979, el equipo lombardo y Dino Meneghin lograron un hito que nadie ha sido capaz de igualar en Europa. En esa década de los 70 hay que añadir 6 Ligas italianas, 3 Copas de Italia y 2 Copas Intercontinentales y que terminó con la victoria de la Recopa de 1980 cerrando su ciclo en el Ignis Varese convertido en todo un mito.

Ese año ficha por el Billy Milano y es nombrado mejor jugados de Europa. Pero antes de jugar en Milán, durante el verano de 1980, protagonizó el mayor logro de la selección italiana de baloncesto logrando la medalla de plata en los Juegos Olímpicos de Moscú, tras perder la final ante la todopoderosa Yugoslavia por 86-77.

Ya, en Milán, ganará otras 5 Ligas más en 1982, 1985, 1986, 1987 y 1989; 2 Copas de Italia en 1986 y 1987; una Copa Intercontinental en 1987; una Copa Korac en 1985; y 2 Copas de Europa en 1987 y 1988.

En 1983, y por segunda vez en su carrera, Meneghin fue nombrado mejor jugador de Europa, ya que ese verano quedó campeón de Europa con la selección italiana, derrotando en la final a España por 105-96.

Al término de la campaña 89/90 deja el Milán para enrolarse en el Pallacanestro de Trieste, donde permaneció durante tres temporadas antes de retornar al Philips de Milán, donde se retiraría definitivamente.

Por fin, el 17 de junio de 1994, cumplidos los 44 años, Dino Meneghin anunciaba su retirada de las pistas de baloncesto. Era el fin de una época.

MÉRITOS DEPORTIVOS:

ü  Antes de retirarse, pudo darse la satisfacción de enfrentarse, durante varias temporadas, a su hijo Andrea en las canchas de baloncesto.

ü  Es el único jugador que ha conseguido tres veces la cuádruple corona, ganando en la misma temporada Liga, Copa, Copa de Europa y Copa Intercontinental en los años 1970, 1973 y 1987.

ü  Dos veces mejor jugador europeo 1980 y 1983.

ü  En 1991 fue nombrado mejor jugador europeo de baloncesto de todos los tiempos.

ü  El 5 de septiembre de 2003 entró en el Salón de la Fama de Baloncesto.

ü  12 Ligas de Italia.

ü  6 Copas de Italia.

ü  7 Copas de Europa.

ü  2 Recopas.

ü  1 Copa Korac.

ü  4 Copas Intercontinentales.

ü  Medalla de plata en los Juegos Olímpicos de Moscú 1980.

ü  Medalla de bronce en el Eurobasket de Alemania 1971.

ü  Medalla de bronce en el Eurobasket de Yugoslavia 1975.

ü  Medalla de oro en el Eurobasket de Francia 1983.

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Como ya os comenté en el anterior Yobasket Leyendas voy a dedicar este segundo capítulo a contar las anécdotas acaecidas alrededor de la vida de Pedro Ferrándiz y que, por supuesto, tienen que ver con el baloncesto.

El día que ordenó la auto-canasta. Era una jugada que ya tenía pensada. El Real Madrid se enfrentó al Ignis Varese donde se produjo un curioso hecho. En el partido de ida, celebrado en Varese y a escasos segundos de la finalización del encuentro, el marcador se encontraba con un empate a 80. Debido a los jugadores eliminados y lesionados del conjunto blanco, una prórroga se presentaba como un más que probable dramático resultado final para los intereses de la eliminatoria, por lo que Ferrándiz, tras solicitar un tiempo muerto, y con posesión, ordenó a sus jugadores que se autoencestasen para así perder el partido por 82-80, minimizando riesgos y evitando así una abultada derrota. Al principio, el público se mostró eufórico, pero uno de los jugadores rivales se dio cuenta rápidamente de que todo había sido premeditado. Desde ese momento, la FIBA cambió la normativa acerca de las eliminatorias, permitiendo resultados de empate para evitar prórrogas y así decisiones controvertidas. La vuelta en Madrid clasificaría a los españoles, ya que ganaron por una diferencia de 22 puntos (83-61). Ferrándiz declaró: “reconozco que pasamos una semana con un miedo espantoso, ya que no sabíamos cómo iba a reaccionar la FIBA: si sanción, si descalificación. Se nos pasó de todo por la cabeza, aunque al final se limitaron a cambiar el Reglamento”.

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El día que estuvieron 14 minutos sin atacar. Entrenaba al juvenil del Madrid y jugaron contra El Pilar. Siempre odió las defensas en zona, y más en las categorías inferiores. El Pilar se puso así desde el principio del partido, por lo que, nada más ponerse por delante en el marcador, ordenó al que tenía el balón en esos momentos que no hiciera absolutamente nada. O salen, o se termina esto, pensó. ¡Catorce minutos estuvo el chico quieto como una estatua! Al final, ante la reacción de los seguidores que allí se encontraban, los árbitros decidieron suspender el encuentro. Recuerda que el diario Marca le criticó muchísimo por todo eso, pero lo cierto es que cuando se reanudó el juego otra tarde y a puerta cerrada, los contrincantes se abrieron y los juveniles del Real Madrid se llevaron el gato al agua.

El día que no admitió a Alfonso Martínez en la Selección. “Fue un lunar en su historial, un auténtico fracaso”. De esta manera definió su corta etapa al frente de la selección (1965), que se vio tremendamente marcada por la ausencia de Alfonso Martínez, el más alto y mejor jugador español de su generación, en el Eurobasket de Tiflis (URSS). Si alguno se pregunta que por qué no estuvo, la respuesta es simple, por un tema de disciplina, y que a mí, personalmente, me parece correcta.

Un día llegó tarde, sin justificación, a la concentración de la Selección en Navacerrada en taxi y le dijo: ''¿Dónde vas?", le preguntó, "Pues adónde va a ser, a incorporarme al equipo", fue su respuesta. "Yo que tú no dejaría marcharse al taxi, que si no te vas a tener que volver andando a Madrid". Aquello no gustó mucho, pero era la disciplina que se había impuesto.

El día que ganó una Copa de Europa al final. 1974, Nantes. El Real Madrid ganaba por 78-74 a falta de dos minutos y medio, cuando Carmelo Cabreracometió su quinta personal. El cambio teórico era Vicente Ramos, base titular, que ya se había despojado del chándal, cuando le vino la inspiración de confiar en un joven de 19 años llamado Juan Antonio Corbalán. No se equivocó, pues sacó dos faltas personales a los jugadores del Ignis, convirtiendo los cuatro tiros libres, para asegurar la victoria por 84 a 82. Había nacido un futuro líder para el baloncesto español.

El día que perdió una Copa de Europa al final. En Barcelona, contra el CSKA Moscú, dos prórrogas, 103-99. El Real Madrid estaba acostumbrado a jugar en canchas contrarias y hasta hostiles, pero aquello fue increíble, demasiado. Esas diez mil personas no pararon en ningún momento de animar a los rusos y, por extensión, de increpar a los madridistas. Tras el partido Ferrándiz declaró: “Jamás olvidaré la bandeja que falló Miles Aiken. ¡Joder, si la hubiera metido hasta yo! En fin, supongo que ahora tendría cinco Copas de Europa en vez de cuatro. No obstante, esos aficionados también se merecían una jornada de alegría, después de una década recibiendo palizas y más palizas. Pobrecitos''.

El día que obtuvo el título de entrenador. En la década de los 50 Ferrándiz residía en Alicante y se sacó el título por correspondencia. El director de la Escuela les remitió el examen final con una serie de problemas sobre hipotéticos casos reales que debían solucionar. No lo debó hacer tan mal, cuando fue el número 1 de su promoción. No podía ser de otra manera.

El día que se hizo jugador. Esta anécdota prefiero que la cuente él. “Me han dicho que a San Pablo le pasó algo parecido: yo vi un partido de baloncesto, me caí del caballo y vi la luz. Era en un campo de tierra y quise jugar. No me costó mucho aprender, la verdad. Corría muchísimo, era bajito, jugaba de alero titular, que nadie lo dude, y llevaba el número seis de un equipo formado por un grupo de amigos que, faltaría más, carecía de entrenador. Menos mal, ya que a mí nunca me ha gustado obedecer; prefiero mandar. Supongo que no nos habríamos llevado muy bien”.

El día que fichó a Hightower. Fue la primera superestrella americana que llegó a Europa, donde permanecería una sola campaña, pero que metió al Real Madrid en la final de la Copa de Europa, a la que no se había llegado nunca. "¿Que cómo pude ficharlo? Por suerte. Suerte y habilidad. A pesar de deslumbrar en los Estados Unidos, él no podía ingresar en la NBA hasta terminar sus estudios, por lo que había decidido jugar una temporada con los Globetrotters. Enterado de esta situación, me planté en su Philadelphia natal, donde casualmente se celebraba el All Star a cuya gala él estaría invitado con casi total seguridad. No fue muy difícil colarse allí dentro, la verdad. En dicho acto se homenajeaba a Bob Cousy y yo, que traía conmigo una insignia de oro y brillantes del Madrid, dije que venía desde muy lejos para hacerle entrega de dicho obsequio. Desde luego, allí todos me miraban con cara rara. Es más, yo creo que el propio agasajado ni se enteró de quién era yo, de dónde venía, qué narices era España o el Real Madrid. Pero yo al menos contraté a Wayne Hightower”. Esto hizo, que el propietario de los Globetrotters enfureciera amenazando con forzar la detención de Ferrándiz en el caso de que volviera a pisar suelo de Estados Unidos. 

El día que se viajó a Moscú por primera vez en la historia del deporte español.Hay que ponerse en situación. En aquellos tiempos, estaba completamente prohibido competir en cualquier país del Telón de Acero. El Real Madrid tenía una eliminatoria contra el CSKA y si no acudían, quedában eliminados. Ante semejante panorama, se reunieron con Castiella, ministro de Asunto Exteriores por aquél entonces. Los argumentos fueron que el Real Madrid era el mejor embajador de España y parecieron convencerle, aunque él les dijo que Franco sólo autorizaría la expedición si había plenas garantías de triunfo deportivo. Tocaba reunirse con él, en persona.

Ahora os relato la conversación entre Pedro Ferrándiz (PF) y Santiago Bernabéu (SB) en el coche y de camino a la reunión que tuvieron con Franco, según relata el propio Ferrándiz:

-       SB: Oye, si te pregunta, di que ganamos seguro.

-       PF: Pero don Santiago, si a los rusos no hay quien les tosa.

-       SB: Bueno, pero tú di que les vamos a dar una paliza.

Así las cosas, efectivamente: me preguntaron, respondí lo que había que responder, es decir, mentí lo que había que mentir, y viaje autorizado. Por cierto, que vencimos.

 
El día que renovó a Joe Arlauckas. A sus oídos había llegado que Arlauckas había firmado un precontrato con el Kinder para cuando acabara el año que le restaba de contrato. Como con su agente las cosas no andaban bien, decidió reunirse personalmente con el jugador. Se fueron a comer y el jugador le reconoció que le gustaría seguir en el club. Entonces le propuso lo siguiente: “Coge tu servilleta y anota la cantidad que estimes adecuada como ficha. Yo voy a hacer lo mismo y, a partir de ahí, vemos lo que pasa, si negociamos o nos despedimos como buenos amigos”. Arlauckas, que cobraba un millón de dólares por temporada, puso 700.000, por lo que esa misma semana se firmaba la renovación. Supongo que ahora os gustaría saber lo que había escrito Ferrándiz. Es fácil: simplemente, “OK”.